lunes, 9 de septiembre de 2013

MI AGRADECIMENTO CON TODO EL CARIÑO POR LA MAGNÍFICA ACOGIDA DEL LIBRO "MALPARTIDA DE LA SERENA. El PUEBLO Y LA HISTORIA", ASÍ COMO POR LAS FELICITACIONES RECIBIDAS Y DESEANDO A TODAS LAS PERSONAS QUE LO TIENEN QUE DISFRUTEN CON SU LECTURA.

 ADEMÁS ADJUNTO EL TEXTO DE MI INTERVENCIÓN EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN:

 

PRESENTACIÓN DEL LIBRO:

“MALPARTIDA DE LA SERENA. EL PUEBLO Y LA HISTORIA”.


(Casa de la Cultura de Malpartida de la Serena, 16 de agosto, viernes, 20,30 horas).

-Intervención del autor: José Jerónimo Rodríguez Carrasco.








Buenas tardes, Mamá, Enrique, Inma, familiares, amigos, autoridades, paisanos.    

Para mí es un placer y toda una satisfacción reunir aquí, en el salón de actos de la Casa de la Cultura de Malpartida de la Serena, a tantas personas queridas en torno a un libro, un libro de Historia…y sobre Malpartida…, titulado “Malpartida de la Serena. El Pueblo y la Historia”, que obtuvo el accésit del I Premio Alconétar  de Historias Locales de Extremadura en el 2011 y ha sido editado recientemente, en mayo de 2013 por la Diputación de Cáceres.

Por ello, quisiera dar mil gracias a todos por venir a esta presentación y compartir estos momentos, pero especialmente a los que venís de fuera y os habéis desplazado desde otras localidades para poder estar aquí, como mis buenos amigos Nono y Diego que vienen desde Badajoz.

Antes de entrar de lleno en el comentario sobre el libro me gustaría referirme brevemente a la Asociación Cultural “Fuente Albalá” de Malpartida de la Serena, la organizadora del acto, que hace poco, el pasado 30 de junio, cumplió su primer año de vida. Nació del deseo de un grupo de personas de aunar voluntades en pro de la conservación del rico patrimonio histórico, cultural y artístico en nuestro querido pueblo y de contribuir a su dinamización cultural.

La Asociación “Fuente Albalá” aspira  a ser como ese doble puente de Alconétar sobre el río Tajo que aparece en la portada del libro (el antiguo, romano; y el moderno, el actual, el que se está haciendo para el tren de alta velocidad). En definitiva, que la Asociación sea un nexo de unión, nunca de separación, entre todos los “paparucos”.

 Esta Asociación, que tengo el honor de presidir, está abierta a todas las personas que sientan un vínculo con Malpartida de la Serena (tanto si residen dentro como fuera del pueblo). Además, la Asociación “Fuente Albalá” surgió con una clara voluntad de independencia, sin etiquetas partidistas, albergando como  único propósito  el de sumar esfuerzos a favor de la cultura en Malpartida.

De este modo aprovecho este evento para animar a todos los que  deseen integrarse en esta aventura cultural en la que ya estamos inmersos más de una  treintena de personas y, al mismo tiempo, es de justicia  ensalzar la encomiable y desinteresada labor realizada hasta el momento por todos sus integrantes.

Este trabajo contante de todos los miembros ha hecho que  algunos iniciativas, antes proyectos, hoy ya se han materializado, como nuestra federación a SISEVA, la federación de Asociaciones Culturales de La Siberia, La Serena y de las Vegas Altas, la puesta en marcha de las rutas culturales en torno al término, que esperamos continuar en otoño,  la propia presentación de esta obra de investigación histórica y la celebración de un recorrido histórico –artístico por las calles de Malpartida durante la presente Semana Cultural, que se realizará mañana sábado a partir de las 20,30 horas con salida desde aquí, la puerta de la Casa de la Cultura.

Espero y deseo que a este libro le sigan muy pronto otros trabajos como el que lleva preparando con tanto esmero Miguel Ángel Granado en base a las imágenes del pueblo de otros tiempos

Por otro lado, me gustaría dar las gracias al Ayuntamiento de Malpartida de la Serena por la atención que ha tenido conmigo y  con la Asociación Cultural “Fuente Albalá” para ceder este  espacio con el objeto poder hacer la presentación de este libro y así como a Montse como responsable de la organización de la Semana Cultural.

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Centrándonos ya en esta obra, inicio el paseo por sus páginas con la dedicatoria muy sentida, dirigida a mi madre, Francisca, aquí presente, y continuamente en la memoria, mi abuela María, cuyo retrato he querido que presidiera esta presentación. A las dos  las nombro como “mis hondas raíces de Malpartida de la Serena”.

Asimismo, aprovecho la celebración de este acto público para hacer un reconocimiento expreso a todas las personas e instituciones que han contribuido de alguna forma a que este libro sea hoy una feliz realidad.

En primer lugar, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a Salvador Valle Julián  y a José Julián Barriga Bravo como miembros de la Asociación Cultural Alconétar por sus gestiones y denodados esfuerzos, que han sido muchos, para que este libro fuera editado.

También, incluiría a mi gran amigo Luis Guerra, no solo por su contribución al libro, sino sobre todo por sus constantes palabras de ánimo cuando, a veces, cundía el desaliento al observar cómo iba pasando el tiempo y el libro no acababa de publicarse.

Este agradecimiento se hace extensible al Ayuntamiento de Garrovillas de Alconétar y a la  Institución Cultural El Brocense de la Diputación de Cáceres que han sido finalmente las instituciones que han puesto los recursos económicos para que esta obra sea editada.

Con las Jornadas y los premios de Historias Locales de Extremadura, en su tercera y segunda edición respectivamente este año 2013, el bonito y entrañable pueblo cacereño de Garrovillas de Alconétar está contribuyendo a crear un marco para el encuentro de todos aquellos que se esfuerzan de rescatar, dar a conocer y divulgar la historia de nuestros pueblos a lo largo y ancho de la geografía extremeña. Ejemplo que, en mi opinión,  debería extenderse a todos los municipios de Extremadura para que dediquen un mayor ahínco en recuperar un patrimonio menos tangible como el cultural que es uno de nuestros grandes activos de futuro, de cara a revitalizar el mundo rural extremeño.

 Este libro desde su nacimiento se concibió no como una empresa individual sino, por el contrario, colectiva en aras de la reconstrucción del pasado común de nuestro pueblo.

Uno de los objetivos principales de esta investigación ha sido el de rescatar la rica tradición oral sobre acontecimientos de distintas épocas que se ha transmitido de generación en generación hasta el presente, como los relatos en torno a los hechos de la Guerra Civil española en Malpartida,  que desde niño tanto me gustaba escuchar de los labios de mi abuela (María) y que, año tras año, se van renovando a través de la memoria viva de mi madre (Francisca).

Otros relatos se deben a todos aquellos “paparucos” que generosamente me los han transmitido y que yo me he limitado a pasar por escrito e incorporar a este libro, lo cual he hecho  siempre con la intención de fijarlos a través de la palabra escrita y evitar que se pierdan en el olvido de esta época inconsistente y desmemoriada de “tiempos líquidos” de los que habla el sabio Zigmunt Bauman.

Además, quería que este acto se convirtiera en un pequeño homenaje hacia todos nuestros paisanos, que con esa ingente y callada labor,  mantienen la llama de los hechos del pasado y no dejar que se extinga.  Por ello expreso mi más profundo agradecimiento a: Miguel Carmona Alberca, Agustín Carmona Rico, Juana Carmona Rico, Isabel Galán Coronel, Manuel Gallego Carmona, Isidro García Arias, Miguel Ángel Granado Acedo, Mariano León Franco, Lope Ortiz Vinuesa, Manuel Pérez Gutiérrez –por desgracia fallecido recientemente-, Tomás Riaño García, Maximiliana Rico Hidalgo, Flora Rico Rico, Francisca Rico Rico y Adelaida Rodríguez Bravo. Y además se merecen un gran aplauso de de nuestra parte.

En esta intervención no podía dejar de tener presente siempre en el recuerdo la fructífera y continuada actividad de cronista local de mi padre, don Enrique, “el Maestro” a través de esas crónicas que con tanto afán y cariño escribió durante los años que fue el corresponsal del periódico “Hoy” en Malpartida de la Serena. En gran parte me considero su continuador y heredero a través de esta modesta aportación sobre la historia local malpartideña.

El texto del libro quedaría algo desabrido sin la condimentación especial que le aportan las imágenes que le acompañan. Así pues, quería agradecer las facilitadas por Luis y María Luisa Guerra Blanc, Fernando Hidalgo Pérez, Maximiliana Rico Hidalgo y Desi Canseco Carmona. Igualmente incluyo a Cándido Gil Vela, uno de cuyos cuadros iba a ser en principio la portada del libro y que finalmente no ha podido aparecer en él.

Asimismo, quería reconocer expresamente la que debo calificar como contribución providencial la prestada por el historiador de La Coronada, Juan José Arias Moreno, que gracias a sus referencias documentales me abrió la mente para iluminar algunos pasajes oscuros de nuestro pasado, como la de la supuesta pérdida de parte del término municipal durante los años veinte del siglo pasado.

También quería dar expresamente las gracias a Anselmo Fernández-Blanco, por darme la oportunidad de conocer la existencia de la familia de los Fernández-Blanco, de origen malpartideño, de la que él desciende. Él me ha contagiado la afición por indagar y divulgar a uno de los linajes políticos más influyentes relacionados con el liberalismo en La Serena y la provincia de Badajoz entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX y al que pertenecieron figuras tan representativas  y notables como Francisco, Victoriano, Hipólito, Ventura o Ricardo.

Continuamente en la evocación tengo presente el estímulo, en otras época pasadas, de nuestro primo don Fernando Hidalgo Rebollo, quien fuera el farmacéutico del pueblo, que lo representaba con orgullo por doquier y gran enamorado de su historia, cuando me instaba a investigar algunos hechos poco conocidos de nuestro pasado, algunos de los cuales, precisamente ahora, salen a relucir en esta obra, como es el caso de las lápidas funerarias romanas o el enigmático misionero en Filipinas originario de Malpartida.

Una mención señalada merece mi buen amigo el historiador José Luis Martin Oreja, a quién desde el principio, cuando le propuse leer el borrador de esta obra, aceptó el reto con un enorme entusiasmo. Sus sabios consejos y recomendaciones como gran lector que es, han contribuido a mejorar este texto, que se ha convertido  en algo suyo, quien no ha podido estar presente por cuestiones de trabajo.

También quería reconocer el apoyo y ayuda prestada a los amigos historiadores y compañeros de la carrera, José Hinojosa Durán (Presidente del GEHCEX), a Juan Ángel Ruiz Rodríguez y a Dionisio A. Martín Nieto (presidente de la Federación SISEVA; lo mismo que a Miguel Ángel Naranjo Sanguino, el gran experto del siglo XIX extremeño y, conocedor como ninguno, del proceso de desamortización.

Dentro de los agradecimientos incluyo a todas las personas responsables del Ayuntamiento e instituciones locales de Malpartida de la Serena, bien por los continuos ánimos tanto para sacar adelante este trabajo histórico, como por su amplia colaboración en la divulgación de otras obras anteriores, y, asimismo, por las enormes facilidades que siempre me han dado en la consulta de documentos municipales. Mis agradecimientos a: Jacinto Murillo Gómez; Manuel Gallego García;  Francisco García Martín, Juan José Murillo Gómez, Hipólito Pacheco Delgado,  Leonor León Acedo y María del Carmen Alejandre Martínez.

Por último, quería igualmente nombrar a Manuel Delgado Santana, en su labor  antaño de corresponsal del periódico “Hoy” en nuestro pueblo, y a Andrés Román García, párroco de Malpartida de la Serena, entre 1991 y 2001, quien me dio la oportunidad de consultar, hace ya algunos años, los libros del Registro parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

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 “Feliz quien, como Ulises, ha hecho un bello viaje”. Así comienza el prólogo del libro “Corazón de Ulises” de Javier Reverte, en recuerdo del famoso soneto del escritor francés del Renacimiento Du Bellay, con la Odisea de Homero como referente.

Feliz y satisfecho como Odiseo me siento al haber concluido este viaje hacia el pasado de nuestro pueblo, que ha terminado en la edición de este libro, igual que los anteriores, por su temática, hijo de Malpartida.

  Esta obra ha nacido tras una larga gestación, no exenta de multitud de  dificultades de todo tipo, que afortunadamente se han ido resolviendo y solventado de forma positiva.

 Una de las motivaciones principales de este libro está en el sentimiento y la necesidad  que albergo de aportar  algo al pueblo y a las personas entre los que me crié y crecí. Muchas veces he pensado  que la mejor forma de hacerlo es a través de mi gran pasión y quehacer profesional: la Historia.  Estimo que cada persona debe dar lo mejor de sí mismo a la comunidad a la que pertenece  y esa es la mejor manera de hacer progresar a los pueblos y a las naciones.

El origen del libro, está en otro anterior. Hace justo cinco años, el 13 de agosto del 2008, presenté  aquí, en este mismo escenario, el libro “Un cronista y maestro de La Serena. Enrique Rodríguez Murillo y Malpartida de la Serena (1961-1979)” en el que hacía un homenaje a mi padre en su labor de cronista malpartideño al recuperar las   crónicas que escribió durante dieciocho años para el periódico “Hoy” y que reflejaban lo que era la vida del día a día de nuestro pueblo en esas décadas decisivas de los años sesenta y setenta del siglo XX.

Entonces, muchas personas me sugirieron durante el desarrollo de ese acto que prosiguiera mi labor de investigación sobre Malpartida  e hiciera un libro de Historia sobre nuestra localidad.

A pesar de que la empresa me parecía ardua, y sabía de las dificultades y obstáculos que se iban a presentar me puse manos a la obra con muchas ganas e ilusión.

Tras este libro hay muchas horas de trabajo, multitud de desvelos y de esfuerzos, tanto de documentación, de organización de la información, en la redacción y correcciones del texto y en especial en  los afanes para su publicación.

Mientras estaba metido su preparación, durante el año 2010 llegó una carta del Ayuntamiento de Garrovillas de Alconétar a mi Instituto, el IES “Sierra La Calera” de Santa Marta, sobre el certamen de Historias Locales de Extremadura que en esa localidad cacereña se estaba organizando. Vi las bases de la convocatoria y decidir presentar la investigación y, al final, conseguí el premio del accésit que daba lugar al compromiso de la publicación del trabajo.

Cuando comencé a trabajar de profesor de Secundaria allá por 1994, paralelamente me puse a recopilar información sobre Malpartida y todavía recuerdo, mirando casi veinte años atrás, que un día que me acerqué al Ayuntamiento para ver que documentos se guardaban por allí,  Manuel,  “el Municipal”, me proporcionó un par de fotocopias de un capítulo dedicado a Malpartida procedente del libro  escrito por Agúndez Fernández, “Viaje a La Serena en 1791”. Me fui un poco decepcionado por una documentación tan escasa.

Desde entonces comencé un peregrinar por distintos Archivos, lugares o fuentes de información tanto de nuestra tierra como fuera de ella en los que encontré una numerosa documentación en lo que en principio era solo un desierto: Archivo General de la Guerra Civil o de la Memoria Histórica de Salamanca, Archivo Histórico Nacional de Madrid, Instituto Geográfico Nacional de Madrid, Archivo Provincial de la Diputación de Badajoz…y un largo etcétera que no es ahora  momento de detallar. Todas estas instituciones y algunas más que se citan al final del libro son las que han aportado una abundante material que constituye la amplia base documental en la que se asienta este libro.

Los papeles antiguos, esos que se arrinconan en armarios o  estanterías y que con el paso del tiempo van ocupado espacio y llenándose de polvo, humedad y telarañas tienen un valor incalculable como instrumentos para hurgar en el pasado y reconstruirlo que es la labor que debe realizar el historiador.

En este acto me gustaría poner en valor todos esos libros, escritos, y textos de otras épocas, ya que se trata de un patrimonio propio, de nuestro pasado que entre todos debemos proteger, conservar, dar a conocer y divulgar. Durante la época de preparación del libro dedicado a mi padre, mientras consultaba los libros de actas del Ayuntamiento correspondientes a la época de la Transición descubrí al azar dos que ni siquiera están catalogados que van de enero de 1936 hasta julio de 1938 y que han constituido una fuente fundamental para dar forma al capítulos sobre la Guerra Civil española en nuestra localidad.

En la enorme labor de recopilación, de custodia y divulgación de la documentación serenense desearía resaltar la gran labor de recopilación, de custodia y divulgación que desde el Centro de Documentación de la Serena en el que está seriamente comprometido Antonio López, así como el impagable trabajo de difusión cultural que en otras localidades realizan, por ejemplo, personas como Javier Campos. En la misma línea de fomentar la investigación histórica en Extremadura y de divulgación cultural está el GEHCEX (Grupo para el Estudio sobre la Historia Contemporánea de Extremadura) al que pertenezco junto con  más de un centenar de investigadores y que tiene en su haber la organización de importantes jornadas y congresos históricos como el celebrado en Cáceres en noviembre del 2012 sobre la Extremadura del siglo XIX.

La vida es cambio constante, evolución, transformación.  Parece algo contradictorio pero es posible detener el tiempo para hacerlo eterno. Fingimos que paramos  el discurrir de las cosas, como en este libro cuando hacemos que el pasado parezca presente, reviviendo lo que ya no existe pero que se mantiene a través de la memoria oral o escrita de la sociedad. Recuerdo, de nuevo, al viajero escritor, Javier Reverte cuando dice: “Lo que no cambia, la sustancia de la vida está en los libros de historia y en la literatura”.

Esperemos que nunca lleguemos a esa terrorífica sociedad futurista descrita por Ray Bradbury en “Farenheit 431” en la que se consideran como los elementos más peligrosos a aquellos que guardan libros en sus casas y se han convertido en proscritos los que se empeñan en mantener el saber vivo de los libros transmitiéndolo de memoria entre unos y otros.

En muchas ocasiones, durante la elaboración de este libro, me ha parecido estar metido en un laberinto  y sentir de cerca el acoso de Minotauro. No obstante, guiado con el hilo de Ariadna he conseguido hallar la salida a los que parecían puntos ciegos o muros infranqueables.

 Igual que Alejandro, “El Grande”, me guiaba el afán de  ir “más allá”, “más allá”. Sentía el impulso de ver lo que hay al otro lado del mundo conocido, de adentrarme en un territorio hasta entonces inexplorado. El resolver los enigmas históricos que se iban presentando por el camino, era un impulso más potente que el temor a lo desconocido.

Tanto el prólogo del libro como esta intervención, como pueden comprobar, están llenos  intencionadamente de referencias literarias. Quisiera aprovechar la ocasión también para distinguir de forma señalada la gran e incasable labor de difusión cultural que en distintos foros –como el Ateneo de Badajoz- hace mi gran amigo Javi González, quien tuvo la genial idea de reunirnos a un grupo de amigos en torno a una tertulia para compartir conocimientos, inquietudes y experiencias y que ya va por el quinto año de vida, y en la que los libros, nuestras lecturas eran  y siguen siendo uno de nuestros puntales esenciales. Muchas de las citas literarias que salen en el prologo o en el texto son fruto de ese aprendizaje compartido. Desgraciadamente, no ha podido estar presente por asuntos familiares.

En este acto no pretendo hacer una descripción exhaustiva del contenido del libro ya que estimo que lo verdaderamente sugerente es que cada persona lo lea y saque las conclusiones que estime convenientes. Aquí me voy a limitar a dibujar las líneas maestras de lo que en él se cuenta.

La obra da comienzo con la relación del pueblo, como no podía ser de otra manera, con la tierra en la que está inmerso, la comarca de La Serena. A continuación el dicho popular de “Malpartida los pare pero no los cría” me sirve de escusa para comentar la realidad demográfica innegable del pueblo, la pérdida constante de población desde los años 60 del siglo anterior hasta ahora. Sin embargo, el plato fuerte es un itinerario por los principales hitos histórico de Malpartida desde la Prehistoria hasta el final de la Guerra Civil española: los primeros vestigios de poblamiento en el Paleolítico, los restos romanos, la fundación del pueblo en la Edad Media, las hipótesis sobre su nombre, los indianos malpartideños que partieron hacia América en los siglos XVI y XVII, la carta privilegio que le dio el título de villa en 1610, el monumento más relevante, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, personajes destacados como Domenico Caracciolo, el comentario de las fuentes históricas del siglo XVIII: el Catastro de Ensenada y el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, las figuras señeras de familia de los Fernández-Blanco, mi bisabuelo el médico Francisco Rebollo Aguado, la polémica sobre el término y la actuación en su defensa del alcalde Salvador Blanc Partido, la fundación de “El Casino” con el nombre de “la Buena Unión”, la evolución electoral en Malpartida durante la Segunda República y los brotes de conflictividad social o la siempre polémica y dolorosa Guerra Civil  española, con todos los testimonios recopilados y con el relato de hechos como la explosión de la parte superior de la torre, los asesinatos de personas –fundamentalmente de Zalamea de la Serena-, las incautaciones de fincas y el funcionamiento de la colectividad “La Aurora Social”, la importancia de Malpartida como centro de instrucción del Ejercito republicano, o las actuaciones decididas de los dirigentes locales como Venancio Alberca García y Miguel Rodríguez Rico para evitar un baño de sangre en el pueblo defendiendo u ocultando a personas señalada  para asesinarlas.

Para finalizar me gustaría decir que tanto este libro como, en general, el discurso histórico no es una construcción definitiva ni una verdad absoluta sino una aproximación a la realidad del pasado y que está  sometida a una continua revisión.

 Somos surcos en el tiempo, pequeñas estelas trazadas en el mar, huellas efímeras sobre la tierra que el viento borra…pero a pesar de todo tenemos ese afán de persistencia. Por este motivo, pienso que entre todos construimos esa memoria rica y plural de la que estamos hechos. Estoy convencido de que una sociedad que no guarda memoria de su pasado está condenada irreversiblemente la inexistencia que marca olvido.

No puedo terminar, sin un recordatorio especial a nuestros seres queridos, que aunque hayan muerto, siguen vivos eternamente y presentes a través de nosotros. Nunca debemos desdeñar a nuestros ancestros, a los que nos precedieron en esta gran aventura que es la vida. En mi opinión, es nuestro deber conservar el rico legado material, cultural y espiritual que amorosamente nos transmitieron ya que sin él no podemos entender lo que somos.

                                   

Como broche final me gustaría cerrar este acto recordando unas celebres palabras de D. Miguel de Unamuno sobre la importancia y el poder de la cultura:



«La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos.”



Muchas gracias por asistir a este acto y deseo de todo corazón que disfruten de la lectura del libro.


 

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